La diabetes es una enfermedad provocada por la incapacidad del organismo para utilizar nuestra principal fuente de energía, la glucosa. Para que la glucosa sea utilizada como energía es necesaria la insulina, producida en las células beta de los islotes de Langerhans del páncreas.

La diabetes se caracteriza por el aumento de los niveles de glucosa (azúcar) en sangre. La glucemia - concentración de glucosa en la sangre - cuando es elevada se denomina hiperglucemia y cuando está por debajo de los niveles normales, hipoglucemia.

El nivel normal de azúcar en sangre en ayunas es de unos 80 – 100 mg/dl, para personas no diabéticas. Si los niveles de azúcar en sangre son más altos de lo normal, significa que nuestro páncreas está "funcionando mal". Este defecto adquiere diferentes formas dependiendo de que se trate de diabetes tipo 1 o diabetes tipo 2 (el más frecuente).

En la diabetes tipo 1, por un proceso que actualmente se desconoce, las células del páncreas que producen insulina son destruidas y la persona no puede fabricar insulina. Estas personas requieren una terapia de insulina de por vida, porque el páncreas ya no puede hacerlo.*

En la diabetes tipo 2, la persona puede producir insulina, el páncreas puede trabajar, pero el cuerpo no puede hacer un buen uso de esta insulina, haciendo que el páncreas produzca más (cada vez más) insulina hasta que la que produce deja de ser suficiente. Los niveles de azúcar en sangre comienzan a elevarse y aparece la diabetes.

El sobrepeso y la obesidad están estrechamente relacionados con la diabetes tipo 2.

* La diabetes tipo 1 también se conocía como diabetes insulinodependiente.

DIAGNÓSTICO

El diagnóstico se produce mediante síntomas que nos conducen a la consulta médica. El diagnóstico se confirma cuando las pruebas de rutina muestran un aumento de la cantidad de azúcar en sangre (hiperglucemia). Una persona tiene diabetes si presenta una glucemia ocasional de 200 mg/dl o superior, con síntomas, o si presenta una glucemia en ayunas (8 horas) de 126 mg/dl o superior en dos ocasiones, separadas por un corto período de tiempo.

¿QUIÉN PUEDE TENER DIABETES?

Cualquier persona puede tener diabetes. La diabetes se divide en dos grandes grupos. La diabetes tipo 1 es típicamente la que aparece en niños y jóvenes, pero también puede aparecer a cualquier edad de la vida. La diabetes tipo 2 se asocia típicamente con el estilo de vida: obesidad, sedentarismo, sobrepeso.

¿QUIÉNES CORREN RIESGO DE PADECER DIABETES TIPO 2?

Personas que tienen familiares cercanos con diabetes, mujeres que han padecido diabetes durante el embarazo o niños con un peso al nacer de 4 kilos o más; personas con sobrepeso/obesidad; personas con presión sanguínea alta o altos niveles de colesterol en sangre. En estos grupos de personas, aunque no se den síntomas, es aconsejable hacerse pruebas de rutina cada año.

¿CUÁNDO CONSULTAR AL MÉDICO?

En niños y jóvenes, se debe consultar al médico cuando aparezcan los síntomas típicos de niveles muy altos de azúcar en sangre: sed intensa, gran cantidad y frecuencia de orina, mucho apetito, pérdida de peso, irritabilidad, fatiga, sensación de sequedad en la boca. Ante estos síntomas debemos acudir al médico, ya que existe una posibilidad de que el niño/joven tenga diabetes tipo 1.

La diabetes tipo 2 aparece sobre todo en la edad adulta, como promedio a partir de los 50 años. La gran mayoría de las personas es asintomática, lo que dificulta el diagnóstico. Ésta es la razón principal por la que hay varios casos de diabetes sin diagnosticar y por la que, muchas veces, cuando se descubre la diabetes ya hay complicaciones de la enfermedad. Evitar la aparición de complicaciones es uno de los principales objetivos del tratamiento de las personas con diabetes.

La detección es fundamental para que las personas se beneficien de un diagnóstico temprano, con el consiguiente tratamiento inicial adecuado.

PARA LOS QUE PADECEN DIABETES TIPO 2

  • Las personas con diabetes deben encargarse por sí mismas de su tratamiento. Para ello deben contar con alguien dispuesto a discutir todas sus opciones de tratamiento con el equipo de salud. La persona con diabetes debe ser parte activa en la determinación del tratamiento.
  • Al igual que otras enfermedades crónicas, la diabetes es distinta a otras afecciones que nos llevan a la consulta del facultativo. Cuando padecemos una infección, un resfriado o fiebre, deseamos un tratamiento rápido y eficaz. Seguimos inmediatamente las instrucciones del médico porque somos conscientes de que el tratamiento es limitado. En el caso de la diabetes el tratamiento es de por vida, por lo que la persona debe ser capaz de entender que el manejo de su enfermedad depende sobre todo de sí misma y no del médico, el farmacéutico o cualquier otro profesional de la salud.
  • La persona que padece diabetes debe tener la sensación de que domina y controla su enfermedad
  • Resulta fundamental reconocer el papel de la educación del enfermo en la atención sanitaria. También hay que reconocer que los profesionales de la salud necesitan tener en cuenta el tiempo en este proceso de educación del paciente.
  • El espacio de consulta es fundamental para discutir con la persona con diabetes todo lo que sabe sobre la enfermedad, desmitificando algunos mitos con los que la persona se encuentra al investigar sobre la enfermedad.